Buried es esa clase de película que llama la atención por dos aspectos, el primero su producción española, el segundo y más importante si cabe, su originalidad. Y es que Buried se aleja de los géneros convencionales para transportarnos a un angustioso y desesperante entierro de 95 minutos de duración. Acudí a la sala de cine expectante por ver como conseguiría Rodrigo Cortés mantener la atención del público durante todo el metraje con la única ayuda de un ataúd y en su interior un hombre (excepcional Ryan Reynolds) con un teléfono movil y un mechero, y tras visionar el film tengo que decir que cumple con creces en este apartado. Cortés consigue mantener el interés del espectador, que permanece atento a cada detalle en busca de una explicación a la claustrofóbica situación, cada llamada telefónica, cada bocanada de aire, cada fundido en negro contribuye notablemente a elevar el nivel de tensión hasta un punto prácticamente insostenible.
La película además puede entenderse en clave de crítica a la sociedad moderna excesivamente burocratizada, y dada a velar por intereses que a veces distan de las necesidades de los ciudadanos.
Pero no todo desde mi punto de vista es positivo en Buried. Si bien la idea y su realiación es buena, Buried peca de un desenlace que deja un tanto frío al espectador y que no cierra los numerosos interrogantes que se abren a lo largo del metraje. La película se encarga de generar unas espectativas finales que bajo mi punto de vista no se resuelven de forma solvente, optando la vía más facil y rápida de poner el punto y final.
Nota de Fila Numerada Cinema: *** sobre 5 estrellas.
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